Simple juego de origen francés en el que una persona quiere saber si otra la quiere o no con la ayuda de los pétalos de una flor.
No resulta muy científico pero sí muy curioso ver este divertimento y sobre todo por que ahora ya no es necesario arrancar una flor para ello.
Para los enamoramientos veraniegos que se acercan puede ser una herramienta más.
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