Esos miles de ordenadores procesan trozos de información de la que se capta en inmensos radiotelescopios esparcidos por el mundo y la devuelven con los resultados. La configuración para ello es muy sencilla y requiere el registro y la posterior instalación de un software que se queda residente y que se activa cuando no se está haciendo nada en el ordenador para ayudar en esa tarea científica. El aspecto es el de un salvapantallas que se activa después de unos minutos de no interactuar con el ordenador para aprovechar esos ratos en los que dejamos encendido el ordenador (pausas, descansos, comida, ...)
En el fondo se trata de un sistema de computación en red (grid computing) que permite el proceso distribuido mediante la plataforma de software BOINC que bajo licencia de código abierto está disponible para Windows, Linux, FreeBSD o Mac.
Esa plataforma distribuida en este momento tiene una potencia de cálculo superior a la del mayor supercomputador de mundo gracias a los cerca de 5 millones de usuarios de unos 200 países que donan tiempo de proceso a la ciencia.
Los proyectos de búsqueda de vida inteligente extraterrestre se iniciaron en los años 70 patrocinados por la NASA y encontraron en el laboratorio de ciencias espaciales de la universidad de Berkeley uno de sus puntales que se ha hecho más fuerte después de 10 años ofreciendo esta plataforma de cálculo distribuido BOINC en ayuda de los proyectos SETI.
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